miércoles, 31 de marzo de 2010

Volver a clases…

Hace algunas semanas, mis hijos volvieron al colegio y yo sigo en casa. Lo cual es una situación extraña, pero agradable, en la medida que ahora tengo el tiempo, para ordenar las cosas que por años esperaron a que lo tuviera. Y estoy de buen ánimo, porque soy optimista de que teniendo consulta, es cosa de tiempo para que lleguen los pacientes.

Pero ando igual que mis niños; distraída, desorganizada, a veces con mucha energía y otras… sin ganas de hacer nada.

Tuve que ponerme muy firme con los horarios, en especial con la hora de apagar televisión y luces, pues sabía que con el ritmo que teníamos en vacaciones no íbamos a llegar a ninguna parte, y en especial, yo no habría podido levantarme a hacer de la locomotora que nos permite llegar a la hora al colegio todos los días.

Lo entretenido fue encontrarse con los amigos de siempre, comentar acerca de las vacaciones y obviamente, del tema obligado después del 27 de Febrero, de dónde estábamos al momento del terremoto. Gracias a Dios, nuestros amigos al igual que nosotros, sólo tuvieron pérdidas materiales pequeñas y pudimos disfrutar del reencuentro al saber que estábamos todos bien.

Lo penoso es que ya empezamos con las tareas, y las interrogaciones, y las pruebas. Y  siento que mis niños aún andan en la estratósfera…(quizás yo también), y debo lacearlos para que cumplan con sus obligaciones y se pongan las pilas.

Menos mal que ellos han obtenido buenos resultados, y las nuevas profesoras no me han enviado comunicaciones. Espero que mis hijos hayan entendido lo que les hemos explicado hasta el cansancio, de lo importante que son las primeras impresiones, porque no existen “segundas primeras impresiones”.

Y trato de imaginarme cómo seguiremos trabajando en el futuro, de cómo nos tendremos que organizar si es que no tengo el mismo tiempo con el que cuento ahora, de si ellos van a ser capaces o no de ponerse las pilas y continuar de manera más autónoma, de si la torre que hemos construido, en base a trabajo constante y estudio, no se nos va a venir abajo el día que no esté para apuntalarla.

Pero como en todo crecimiento, no me queda más que confiar. Porque los veo, y están grandes; ya no nos dejan (ellos) que los llevemos a sus salas. “Hasta aquí no más mamá” me dicen. Al menos aún me permiten despedirlos con un beso.

Así han pasado estas primeras semanas, acomodándonos a los nuevos horarios, a las nuevas actividades, a los nuevos profesores, a las nuevas expectativas y a los nuevos temores.

Cada comienzo de año me pasa lo mismo, y es que no me queda claro si quiero que pase lento, o si lo único que quiero es que termine rápido.



martes, 16 de marzo de 2010

Después del Terremoto ¿Qué podemos hacer?

Han pasado más de dos semanas, y aún no podemos dejar de hablar del terremoto. Está demasiado presente en nuestras vidas, más aún con las tan desagradables réplicas.

Encendemos la televisión, y ahí continúan las noticias de las zonas más afectadas, aunque gracias a Dios con una visión más positiva, ya que el enfoque ahora es mostrar como han ido llegando las ayudas y los aportes para quienes lo perdieron prácticamente todo, incluso su tranquilidad mental.

Lo mejor, es que ya se ha logrado un cierto nivel de normalidad, bastante frágil como lo percibimos el día del masivo “black out”… un apagón que dejó a más de la mitad del país a oscuras!!. Pero bien, al menos se han limpiado las calles, se han quitado los escombros, la gente esta yendo a trabajar, los niños más afortunados están yendo a clases y lo mejor de todo, se ha instaurado el concepto de “Reconstrucción” como propio a la idiosincrasia de todo chileno, porque vamos a ponernos de pie, una vez más.

Lo terrible es que junto a este concepto de reconstrucción, aparecen cifras inconmensurables para nuestros cerebros acostumbrados al manejo de una simple economía familiar. Se habla de miles de millones!! Pero me molesta que el enfoque se concentre principalmente en lo físico: edificios, carreteras, puentes, estadios, hospitales y escuelas.

Ahora debemos reconstruir también vidas, historias familiares, memorias. Lo que será sin duda muy difícil para aquellos que además perdieron sus recuerdos, sus fotos, sus herencias, sus hogares.

Nuestros niños deben ser capaces, a nuestro lado, gracias a nuestro mejor ejemplo, de sentir esta experiencia de vida como un aprendizaje positivo, y valorar la fuerza humana para superar los embates de la naturaleza.

Debemos aprender de lo ocurrido. Qué hacer y que No hacer. A veces esperar a que otros nos den luces, puede dejar nuestra vida definitivamente … apagada. Más iniciativa y más previsión, pudieron salvar sin duda muchas más vidas. Y ahora, no sólo buscar a los culpables, que es necesario para la reparación, para el perdón, sino fundamentalmente aprender cómo se pudo hacer mejor, incluso en nuestras casas.

El compromiso con ayudar a otros, es sin duda terapéutico. Sentir que hacemos algo para paliar el dolor de los más afectados. Incluso estos mismos afectados se sienten mejor cuando se dan cuenta que están trabajando, no sólo para sí sino para otros.

No importa qué, ni cuánto, pero aportemos con lo mejor de nosotros.Dar sentido a la palabra solidaridad  y hacer participar a los niños y a los jóvenes en esto, porque hace crecer el espíritu, nuestro espíritu de país. Ya vimos la peor cara de la desgracia, ahora queremos ver la mejor. Esto es lo que reconstruirá nuestras vidas, no sólo los puentes, no sólo las carreteras; sino el sentir que podemos ponernos de pie… juntos.


Para compartir: “ONG ofrece ayuda psicológica gratis por línea 800”

La línea es accesible tanto desde teléfonos fijos como de celulares, desde cualquier punto de Chile y ofrece atención las 24 horas del día.

La ONG World Vision estableció a través de la línea gratuita 800 331 222, apoyo sicológico las 24 horas del día, de lunes a domingo, especialmente para padres de niños afectados por el terremoto, pero también de atención al público en general.

4 sicólogos, que trabajan en forma voluntaria, aconsejan a padres y cuidadores cómo tratar y conversar con niños a raíz de las réplicas del terremoto.

"Atenderemos hasta que sea necesario, la gente está preocupada, como anoche mismo cuando se produjo un apagón", expresó este lunes una portavoz de la ONG.

World Vision (www.worldvision.cl), organismo que nació en Estados Unidos hace 50 años, que está en Chile hace 5, desarrolla al menos 15 proyectos de avance y promoción social en el país, en las áreas de la educación y la agricultura, entre otros.


Fuente: http://noticias.123.cl/entel123/html/Tele13/Noticias/Chile/398666.html

jueves, 11 de marzo de 2010

Silencio

Permanecí alejada de mi blog, en un principio por un agradable tema de vacaciones, y luego, por esta horrible tragedia que afectó a mi país; este terremoto que no sólo remeció nuestras casas, sino también nuestras conciencias… y eso me ha dejado “muda” por varios días.

Primero, las imágenes eran demasiado impactantes como para poder soltar una palabra…envidio a algunos periodistas que por televisión hacían una verdadera apología de la tragedia. Mientras por mis ojos pasaban imágenes imposibles de comprender y cuantificar en su magnitud, mis oídos escuchaban relatos de sobrevivencia y de dolor… pasaba de la emoción a la consternación… en un abrir y cerrar de ojos.

Digo que este terremoto no sólo nos movió el piso, sino que también nuestras conciencias, porque con impacto y vergüenza vimos como la gente, aprovechándose del caos, saqueaba tiendas y supermercados, como si secadoras y plasmas fueran objetos de primera necesidad.

Y nos sentimos impresionados, indignados, y desprotegidos.

Pero en el fondo me pregunto: de qué nos sorprendemos. En una sociedad en la que se fomenta y estimula el consumo por encima de todas las cosas, y donde el tener es mucho más importante que el ser, puedo explicármelo, pero jamás justificarlo.

Y bien, después de que ha pasado lo peor… y gracias a Dios muchos han recapacitado devolviendo lo robado (no se si por conciencia o por temor a la justicia, que al fin se mostró firme), y cuando por fin pude ver el lado más positivo de los chilenos, me he decidido a hablar y a romper mi silencio.

Es como si el horror me hubiera dejado pasmada, sin reacción… pero ver a mi pueblo unido, metiéndose la mano en el bolsillo aunque sus casas estuvieran en el suelo para ayudar a otro, eso sí, me emocionó hasta las lágrimas y canté con fuerza nuestro himno nacional.

Por eso es que ahora puedo escribir estas líneas. Porque me doy cuenta que hay mucho que hacer, muchos temas que tocar,  muchos padres que apoyar, muchas madres que tranquilizar.

Vuelvo para dar una luz de esperanza, la misma que debemos depositar en el alma de nuestros niños,  para que tengan la seguridad de que ante situaciones difíciles, sólo queda confiar, primero en Dios, y luego en nuestras propias fuerzas y capacidades, y salir adelante, porque ante tragedias tan importantes, aparece lo peor y lo mejor de los seres humanos. Y al final sólo queda levantarse y seguir caminando, “Pa´delante que pa´tras no se avanza” como dice la gente.