lunes, 23 de agosto de 2010

Despedir a un padre y despedir a un abuelo

He estado ausente de mi blog, y no ha sido como a principio de año por la falta de tiempo. Ha sido por una enorme pena que tenía ocupada tanto mi mente como mi corazón, y sin este último… yo no puedo escribir.

Como tanta gente que conozco, no he estado inmune de aquella horrenda enfermedad que de vez en cuando le da por apoderarse de uno de nuestros seres queridos… esta vez me toco a mí ver como un horrible cáncer me separó de mi padre.

Y es que uno sabe lo que es… entiende el diagnóstico… acepta el pronóstico… se prepara para lo inevitable y aún así… uno sucumbe ante el dolor… porque nadie esta preparado para despedir a alguien que se ama tan profundamente.

Y yo no era sólo hija… también soy madre… y sabía que debía ser fuerte ante mis hijos… porque también soy católica… y pese a la pena, …a la tremenda pena, debía ser capaz de transmitir a mis hijos los dones de la vida eterna… en la que yo sí creo… pero cuesta no llorar, cuesta aceptar que no podremos abrazar al padre… que no podremos abrazar al abuelo…

Y descubro que en estos momentos, como en tantos otros, en que los recuerdos se convierten tanto en un bálsamo como en una tortura… porque uno los agradece porque son hermosos… pero duelen porque son sólo eso… recuerdos… que no podremos revivir… no al menos en esta tierra… no al menos en este mundo; …no queda más que reír y llorar… y aceptar la locura… porque nadie cuerdo puede pasar por esto … sin perder un poco la cordura…

Y soy psicóloga… y sé de duelos… entiendo eso de de no querer hacer nada… y no quiero justificarme… pero entiendo eso de no tener ganas de nada… mejor ahora que antes… porque ahora lo vivo en el cuerpo…Y también sé, de que la gente trate de levantarte el ánimo… y luego, y por lo mismo, …de enojarte… de llenarte de rabia… de pelear con los que amas y aún están vivos…quizás por eso… porque están vivos!!

Y luego… hay que buscar la tranquilidad… secar los ojos y dejar de llorar. No me avergüenza que mis hijos me vean llorando… ellos saben que las lágrimas son parte del alma que se escapa por los ojos cuando uno tiene pena… y los dejé llorar… les alenté a que se dieran ese permiso y que no se avergonzaran de su pena… porque no debe darnos vergüenza el llorar cuando debemos soltar la mano de alguien que queríamos nos acompañara en el camino por mucho tiempo más…

Y en el fondo… al verlos llorar… sentí que lo estábamos haciendo bien… que son humanos… que son sensibles …que tanta muerte en los juegos de computador y en la televisión no los deja indiferente ante la real y verdadera partida de un ser querido… de un ser cercano… de un ser que era de carne y hueso… y por lo mismo mortal…

Decir adiós no es fácil… menos decir adiós papá…

Pero es fácil decir gracias, muchas gracias por todo, porque en ese todo caben infinitas palabras, infinitos momentos… infinitas emociones, sentimientos, pensamientos y acciones, gracias… por mí y por mis hijos… tu legado a esta tierra…gracias papá…

Sé que nos acompañas… en el pedazo de cielo que todos llevamos dentro en el corazón… ahí donde me hablas… y donde me pides que deje de llorar… porque se que amas mi sonrisa…

Te prometo papá que seguiremos adelante, y que no te dejaremos atrás… que nos preocuparemos de mantener viva tu presencia… la que estoy segura vendrá más en forma de paz y aceptación, y menos … como la siento ahora… en un sin sentido de tu ausencia…

El tiempo es el que ayuda a la marea a convertir en suave arena las piedras que hoy me duelen al pisar… sueño con ese día en que pasearemos juntos en una nueva playa y que contemples orgulloso en los hombres y mujeres en que se convertirán tus nietos… porque siempre mantendremos en el horizonte tu ejemplo vivo… de un sencillo, hermoso y buen hombre.