lunes, 13 de agosto de 2018

Para Compartir: "La base de un cerebro sano es la bondad, y se puede entrenar"

Este artículo me encantó, y debo reconocer que lo he leído más de una vez.

Richard Davidson, doctor en Neuropsicología, investigador en neurociencia afectiva.

Su investigación se centra en las bases neuronales de la emoción y los métodos para promover desde la ciencia el florecimiento humano, incluyendo la meditación y las prácticas contemplativas.

Fundó y preside el Centro de Investigación de Mentes Saludables en la Universidad de Wisconsin-Madison, donde se llevan a cabo investigaciones interdisciplinarias con rigurosidad científica sobre las cualidades positivas de la mente, como la amabilidad y la compasión.


Ha cosechado importantes premios y está considerado una de las cien personas más influyentes del mundo según la revista Time.

Tiene multitud de investigaciones y varios libros publicados. Ofreció un seminario para Estudios Contemplativos en Barcelona y una entrevista a La Vanguardia que aquí compartimos.

"Nací en Nueva York y vivo en Madison (Wisconsin), donde soy profesor de Psicología y Psiquiatría en la universidad. La política debe basarse en lo que nos une, sólo así podremos reducir el sufrimiento en el mundo. Creo en la amabilidad, en la ternura y en la bondad, pero debemos entrenarnos en ello".


Yo investigaba los mecanismos cerebrales implicados en la depresión y en la ansiedad.

...Y acabó fundando el Centro de Investigación de Mentes Saludables.

Cuando estaba en mi segundo año en Harvard se cruzó en mi camino la meditación y me fui a la India a investigar cómo entrenar mi mente. Obviamente mis profesores me dijeron que estaba loco, pero aquel viaje marcó mi futuro.

...Así empiezan las grandes historias.

Descubrí que una mente en calma puede producir bienestar en cualquier tipo de situación. Y cuando desde la neurociencia me dediqué a investigar las bases de las emociones, me sorprendió ver cómo las estructuras del cerebro pueden cambiar en tan sólo dos horas.


¡En dos horas!

Hoy podemos medirlo con precisión. Llevamos a meditadores al laboratorio; y antes y después de meditar les tomamos una muestra de sangre para analizar la expresión de los genes.

¿Y la expresión de los genes cambia?

Sí, y vemos como en las zonas en las que había inflamación o tendencia a ella, esta desciende abruptamente. Fueron descubrimientos muy útiles para tratar la depresión. Peroen 1992 ­conocí al Dalái Lama y mi vida cambió.

Un hombre muy nutridor.

“Admiro vuestro trabajo, me dijo, pero considero que estáis muy centrados en el estrés, la ansiedad y la depresión; ¿no te has planteado enfocar tus estudios neurocientíficos en la amabilidad, la ternura y la compasión?”.


Un enfoque sutil y radicalmente distinto.

Le hice la promesa al Dalái Lama de que haría todo lo posible para que la amabilidad, la ternura y la compasión estuvieran en el centro de la investigación. Palabras jamás nombradas en ningún estudio científico.

¿Qué ha descubierto?

Que hay una diferencia sustancial entre empatía y compasión. La empatía es la capacidad de sentir lo que sienten los demás. La compasión es un estadio superior, es tener el compromiso y las herramientas para aliviar el sufrimiento.

¿Y qué tiene que ver eso con el cerebro?

Los circuitos neurológicos que llevan a la empatía o a la compasión son diferentes.

¿Y la ternura?

Forma parte del circuito de la compasión. Una de las cosas más importantes que he descubierto sobre la amabilidad y la ternura es que se pueden entrenar a cualquier edad. Los estudios nos dicen que estimulando la ternura en niños y adolescentes mejoran sus resultados académicos, su bienestar emocional y su salud.


¿Y cómo se entrena?

Les hacemos llevar a su mente a una persona próxima a la que aman, revivir una época en la que esta sufrió y cultivar la aspiración de librarla de ese sufrimiento. Luego ampliamos el foco a personas que no les importan y finalmente a aquellas que les irritan. Estos ejercicios reducen sustancialmente el bullying en las escuelas.

De meditar a actuar hay un trecho.

Una de las cosas más interesantes que he visto en los circuitos neuronales de la compasión es que la zona motora del cerebro se activa: la compasión te capacita para moverte, para aliviar el sufrimiento.

Ahora quiere implementar en el mundo el programa Healthy minds (mentes sanas).

Fue otro de los retos que me lanzó el Dalái Lama, y hemos diseñado una plataforma mundial para diseminarlo. El programa tiene cuatro pilares: la atención; el cuidado y la conexión con los otros; la apreciación de ser una persona saludable (encerrarse en los propios sentimientos y pensamientos es causa de depresión)...

 


...Hay que estar abierto y expuesto.

Sí. Y por último tener un propósito en la vida, algo que está intrínsecamente relacionado con el bienestar. He visto que la base de un cerebro sano es la bondad, y la entrenamos en un entorno científico, algo que no se había hecho nunca.

¿Cómo se puede aplicar a nivel global?

A través de distintos sectores: educación, sanidad, gobiernos, empresas internacionales...

¿A través de los que han potenciado este mundo oprimido en el que vivimos?

Tiene razón, por eso soy miembro del consejo del Foro Económico Mundial de Davos, para convencer a los líderes de que hay que hacer accesible lo que sabe la ciencia sobre el bienestar.

¿Y cómo les convence?

Mediante pruebas científicas. Les expongo, por ejemplo, una investigación que hemos realizado en distintas culturas: si interactúas con un bebé de seis meses a través de dos marionetas, una que se comporta de forma egoísta y otra amable y generosa, el 99% de los niños prefieren el muñeco cooperativo.


Cooperación y amabilidad son innatas.

Sí, pero frágiles, si no se cultivan se pierden, por eso yo, que viajo muchísimo (una fuente de estrés), aprovecho los aeropuertos para enviar mentalmente a la gente con la que me cruzo buenos deseos, y eso cambia la calidad de la experiencia. El cerebro del otro lo percibe.

Apenas un segundo para seguir en lo suyo.

La vida son sólo secuencias de momentos. Si encadenas esas secuencias, la vida cambia.

El mindfulness es hoy un negocio.

Cultivar la amabilidad es mucho más efectivo que centrarse en uno mismo. Son circuitos cerebrales distintos. A mí no me interesa la meditación en sí misma sino cómo acceder a los circuitos neuronales para cambiar tu día a día, y sabemos cómo hacerlo.


Fuente :http://www.despiertacultura.com/2018/07/la-base-de-un-cerebro-sano-es-la-bondad.html

martes, 3 de julio de 2018

Para Compartir: "Neurociencia: por qué los estudiantes olvidan contenidos y qué hacer al respecto"

Como lo hacía antes, quiero compartir un artículo que encontré en uno de mis sitios favoritos, "Elige educar". Me pareció interesante probablemente, porque estamos en una época del año en que los niños deben dar exámenes finales, los cuáles incluyen muchos contenidos ya evaluados previamente y que uno esperaría aún se conservaran en la memoria de nuestros hijos, es decir, que hayan sido realmente aprendidos. Sin embargo, lo que uno suele observar es que realmente (Horror!!), estos han sido olvidados.

En el presente artículo se explica cómo y por qué olvidamos, y cómo es posible favorecer al proceso de memoria para que logremos retener más contenidos.

Según la neurociencia, el cerebro está conectado para olvidar, pero también hay estrategias validadas que permiten que el aprendizaje sea recordado por los estudiantes.

Escrito por: Camila Londoño
junio 15, 2018

En un artículo publicado en el diario Neuron, los neurobiólogos Blake Richards y Paul Frankland explican que el olvido no es un proceso de pérdida gradual de la información que sucede a pesar del esfuerzo por retenerla. Según los científicos, el objetivo de la memoria no es solo almacenar información con precisión, sino también optimizar la toma de decisiones en entornos caóticos que cambian de una forma rápida. En este modelo o entendimiento de la cognición, el olvido se entiende como una estrategia evolutiva y un proceso útil –que sucede en el fondo de la memoria– que evalúa y descarta información que no aporta a la supervivencia de la especie. ¿Qué quiere decir esto? Que bajo esta mirada, olvidar no es necesariamente una falla de la memoria, sino que, según lo explican Richards y Frankland, el olvidar puede ser una estrategia.

Según otros expertos, la memoria no es como una librería a la que accedemos cuando necesitamos información, sino que es más como una telaraña que recolecta información y la distribuye en millones de neuronas que están conectadas.
Entonces, cuando un estudiante aprende algo nuevo en clase, el material se codifica a través de estas redes neuronales y así, la experiencia de aprendizaje se convierte en una memoria. Olvidar es la némesis de este proceso; Según se explica en Edutopia, el psicólogo Hermann Ebbinghaus descubrió esto en la década de 1880. Ebbinghaus fue pionero en la investigación de la retención y el aprendizaje, y descubrió algo a lo que llamó “curva del olvido”, una medida de cuánto olvidamos en el tiempo. Lo que descubrió en sus experimentos es que sin ningún refuerzo o conexión con el conocimiento previo, la información se olvida rápidamente: aproximadamente el 56 % en una hora, el 66% después de un día y el 75% después de seis días.

Toda esta información evidencia que efectivamente los estudiantes pueden olvidar lo que aprenden.
Pero también, como explica el investigador Youki Terada en Edutopia, hay estrategias que se pueden aplicar para que todo el esfuerzo detrás de cada clase no se pierda y esto sucede porque un mismo circuito neuronal está involucrado con el olvido y la memoria. Terada comenta que un grupo de neurocientíficos del MIT explicó los mecanismos para el fortalecimiento sináptico en un artículo de 2015 también publicado en Neuron. Lo que ellos dicen es que, cuando las neuronas se disparan con frecuencia, las conexiones sinápticas se fortalecen. A esto se le llama plasticidad sináptica y esto es lo que explica por qué algunos recuerdos persisten y otros se desvanecen. En otras palabras, un acceso constante y repetido a la memoria almacenada que se está desvaneciendo, puede revivir la red neuronal que contiene la memoria para codificar un aprendizaje profundamente.

Otro dato interesante que vale la pena rescatar es que no todos los recuerdos se crean de la misma manera. Terada ofrece el siguiente ejemplo para explicar lo que dicen los científicos: sin un lector que habla español se enfrenta a las palabras NPFXOSK Y NARANJAS, recordará mucho más fácil la segunda palabra. Esto sucede porque ésta tiene un conjunto de letras más memorables. Es decir, las letras NPFXOSK parecen aleatorias, mientras que la palabra NARANJAS está relacionada con un contexto lingüístico ya codificado o aprendido. Además, la palabra NARANJAS invoca una memoria sensorial ligada a el olor, el sabor e incluso el color.

Entonces, ¿cómo lograr que los estudiantes recuerden lo que aprenden?
En un proceso de aprendizaje, los alumnos hacen nuevas conexiones sinápticas. Sabiendo esto, las formas de ayudarles a retener información es generando la mayor cantidad de conexiones posibles para ampliar esa telaraña de conexiones neuronales o accediendo a la memoria de forma constante y a lo largo del tiempo.

Hay cinco estrategias efectivas que según explica Terada, están validadas por la ciencia y son útiles para lograr este objetivo: 1) Las explicaciones entre pares: los estudiantes explican lo que han aprendido a sus compañeros. 2) El efecto de espaciar: en lugar de cubrir un tema y luego continuar, es clave revisar las ideas claves que se han trabajado a lo largo del año escolar. 3) Pruebas de práctica frecuentes: esta es una forma de impulsar la retención a largo plazo y, como beneficio adicional, ayudar a reducir el estrés, que a menudo afecta el rendimiento de la memoria. Esto puede hacerse a través de juegos como Kahoot. 4) Intercalar conceptos: cuando se agrupan problemas similares, los estudiantes no tienen que pensar en qué estrategias usar pues automáticamente aplican la misma solución una y otra vez. Por eso, intercalar obliga a los estudiantes a pensar y codificar el aprendizaje de una forma más profunda. 5) Combinar texto con imagen: las ayudas visuales son una buena forma de recordar la información más fácil. Los expertos dicen que es más fácil recordar lo que se ha leído y visto.

Estas estrategias, además de estar validadas por la ciencia, son simples y muy prácticas. Aunque el cerebro está conectado para olvidar, cualquier profesor puede implementarlas en el aula y esto, sin duda, puede marcar una diferencia en la forma como aprenden los estudiantes.

Fuentes:
Why Students Forget—and What You Can Do About It, Edutopia.

El texto fue extraído de http://www.eligeeducar.cl/neurociencia-los-estudiantes-olvidan-contenidos-al-respecto

jueves, 28 de junio de 2018

He vuelto!

A veces, uno tiene que salir a dar una vuelta larga antes de retomar algo. Eso me pasó a mí con este blog.

Hoy vengo llena de fuerza y motivación para escribir en éste que para mí es un pasatiempo que me entretiene, que me da sentido y que principalmente me permite hacer un aporte, aunque pequeño, pero un aporte.

Han sido como 6 años de distancia (tiempo y espacio se mezclan en el pensamiento). Seis años en los que me han pasado muchas cosas, pero la principal como dice el título del blog, he crecido con mis niños.

Ahora soy madre de adolescentes! Y pese a lo que muchos presagiaban, no ha sido ni tan difícil, ni tan terrible. No puedo negar que es más demandante, que se requiere lucidez y neuronas atentas. Pero como periodo de desarrollo familiar igualmente lleno de satisfacciones y de aprendizajes.

La tierna infancia quedó atrás y dio paso a una gran necesidad de expansión. Los límites debieron moverse pero jamás desaparecer. Las conversaciones se volvieron más fluidas, más profundas pero no más fáciles. Más interesantes y que requerían más preparación. 

Pero no me refiero a preparación profesional. No hablo de leer más libros o artículos. Me refiero a una necesidad de preparación del corazón, de madurez, de mayor entendimiento, mayor tolerancia a la frustración, mayor confianza y más amor.

En estos años mantuve en el recuerdo esa frase que dice que uno como padre o madre debe dar más apoyo y comprensión cuando los hijos fallan, porque es cuando más lo necesitan.

Fue muy rico estar ahí para celebrar los triunfos y más importante aún, fue vital estar ahí para levantar en las caídas. Hay que saber agradecer que de los primeros hubo muchos, y de las segundas, pocas.

Ahora, quizás con un poco más de tiempo (aunque el tiempo es siempre una ilusión) pretendo  seguir con aquellos que quieran prestar lectura a mis historias, mis desahogos y mis intereses. Me gusta la idea de compartir esos artículos tan interesantes que encuentro en la red y poder comentarlos.

Es rico reflotar el blog y tener la fantasía que esta vez tendré más seguidores. Estaré atenta a nuevos aportes, críticas y comentarios.

He vuelto!