martes, 15 de diciembre de 2009

¿Quién se hace cargo?

Hace algunos días, encontré navegando por Internet, una encuesta acerca de la responsabilidad de los padres en casos de Delincuencia Juvenil. Aunque no suelo responder a estas encuestas, no pude evitar expresar mi opinión, pues me pareció que el tema era demasiado importante.

La pregunta era si creíamos que la responsabilidad era de los padres en el comportamiento delincuente de sus hijos. Más de un 98% opinaba que sí y me llamó la atención que un 2% opinara que no, excusando a los padres, diciendo que a veces los niños se acercan a “malas compañías”… y me pregunto… acaso no son también los padres quienes deben preocuparse de quienes son los amigos de sus hijos?

Bueno, yo contesté con un gran Sí. Pero no me bastó con eso, dejé un comentario. A ese nivel me motivó la pregunta. Y es que me molesta mucho ver que son niños los que están en las calles, cometiendo actos terribles, por calificarlos de alguna manera suave, seguros de que no les va a pasar nada, que no deberán responder ante sus actos pues la mano de la justicia no los toca, ni para sancionarlos, ni para protegerlos.

En esa oportunidad, quise agregar, que además de pensar que los padres son los responsables, deberían ser ellos los que respondan frente a los cargos, que deberían ser ellos los que respondieran frente a la justicia. Creo que un padre que puede verse inculpado por un destrozo, robo e incluso un asesinato de su hijo, cambiaría su manera de hacerse cargo de ese niño.

Lamentablemente, los niños y jóvenes delincuentes actúan en la total impunidad. Y puede ser, que esto no sea más que el reflejo de una gran situación de abandono, de un grito desesperado de ayuda, de falta de guía y formación… que sin duda, los principales responsables son a mi parecer… los padres.

Una máxima para el desarrollo ético del ser humano, es el reconocimiento de que todo acto conlleva una consecuencia. Si esta relación no se produce, si para un daño no hay un castigo, si para una agresión no hay una sanción, ni un sentimiento de necesidad de reparar un dolor… ese acto no genera culpa, no produce vergüenza, no existe la necesidad de cambio.

Obviamente es un tema muy delicado, que merece mucha atención, mucho trabajo y acción de los que están a cargo de legislar, de brindar apoyo social a estas familias, ya sea gobierno o instituciones sociales de apoyo a la infancia.

Pero como estoy convencida que el pilar fundamental en la formación de niños y jóvenes somos nosotros los padres, y es en lo que puedo aportar, quiero compartir este decálogo. Léanlo con atención y si pueden, compártanlo.

Decálogo para hacer de tu hijo un delincuente

1- Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2- No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3- Cuando diga palabrotas ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4- No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5- Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6- Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no que su mente se llene de basura.

7- Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8- Déle todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9- Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10- Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
Este decálogo fue publicado por el popular juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, conocido por sus sentencias educativas y orientadoras, en el libro “Reflexiones de un juez de menores”

2 comentarios:

  1. Sin duda, mi querida amiga bloguera, tu escrito es un aportazo. Creo que lo recomendaré para que otros puedan leerte (¿me lo permites?) De ahí me avisas ;-D

    Te dejo un abrazo y gracias por compartir con nosotros tus conocimientos.

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  2. Silvia A. Díaz Gaete15 de diciembre de 2009, 23:17

    Javi, muchas gracias por tus palabras... y me gustaría mucho me recomiendes a otros que sientas les pueda interesar lo que aquí comparto.
    Un abrazo para tí tambien, y nuevamente gracias.

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