lunes, 7 de diciembre de 2009

Pruebas finales

Estoy impresionada con la cantidad de contenidos que he tenido que repasar estos últimos días con mis niños para sus pruebas de Síntesis, es decir, toda la materia vista este último semestre.

Me llena de satisfacción y orgullo darme cuenta que sin duda ellos están mucho mejor preparados que lo que yo estaba a esa edad. Su comprensión del medio, su nivel de lenguaje y de matemáticas, es increíble. Y uno agradece al colegio, pensando en otros niños que no corren con la misma suerte de tener un alto nivel de exigencia académica. Sin embargo, …igual me parece demasiado.

Esta vez al menos, les han preparado unas guías estupendas que me han ayudado a concentrar los esfuerzos en aquellos contenidos más relevantes (y no tener que dar palos de ciego como me ocurrió en el primer semestre).

Pero para ser honesta, estoy agotada. No quiero estudiar más… y me imagino que ellos están igual. Les digo que hagamos un último esfuerzo… pero en esta época del año, uno piensa más en estar nadando en una piscina que en estar sentado estudiando.

Lo otro que me pasa es que me dan ganas de dejarlos estudiar solos. Pero me viene el remordimiento y el sentimiento de culpa, de cómo podría abandonarlos justo ahora que queda tan poquito. Más que mal, tienen tanto porcentaje estas pruebas, que son capaces de mejorarles el promedio, y lo peor es que también de empeorarlo… y mucho, si es que les va mal.

Ahora bien, las profes nos dicen a las mamás que estemos tranquilas, que no se les está preguntando nada nuevo… pero la verdad es que no me queda tan claro cuando al estudiar con ellos, les hago preguntas y me quedan mirando como si les estuviera preguntando física avanzada. Es obvio que es el cansancio…

Entonces los mando a relajarse y a jugar…

Pero nuevamente me ataca la inseguridad, y me pregunto cómo es posible que ellos estén jugando y pasándolo bien cuando tienen una tremenda prueba al día siguiente… y nuevamente los llamo para repasar contenidos… no vaya a ser que justo les pregunten eso que aún no hemos visto…

En fin, lo que sí agradezco por sobre todas las cosas, es la posibilidad de estudiar con ellos. Es saber que como mamá tengo el tiempo para sentarme con cada uno y acompañarlos en este proceso.

Sé, y lo lamento, que no es la realidad de todos los niños. Es más, sé que es la realidad de una minoría, porque son muchas las mamás que no tienen las ganas, y otras que aunque tuvieran toda la buena voluntad del mundo, no tienen el tiempo.

Pero es importante entender que el proceso por el cual los niños van aprendiendo a estudiar, comienza acompañado, empieza con una guía (mamá, hermana mayor, tía, etc.) que les enseñe qué estudiar, dónde, cuánto y cómo, para que luego cada cual, con el tiempo, adquiera una total autonomía.

El hecho de contar con una persona que los motive (lo que más hace falta al principio… que tengan las ganas de estudiar), que les ordene el espacio físico y temporal, les va favoreciendo en su manera de abordar el estudio, de adquirir seguridad en sus capacidades, hasta ese momento en que uno nota que ya no es necesario, y es posible dejarlos solos… con la clara especificación, que igual uno está ahí para resolver problemas y aclarar dudas.

Yo aún estoy en el proceso inicial, que es casi el “encima de”, …pero sueño con ese día en que sean capaces de estudiar solos, de organizar sus libros, guías, cuadernos y resúmenes sin que tenga que estar buscándoselos (o consiguiéndolos con los amigos), y por otro lado, que yo no me sienta culpable, que no me sienta mal por no ayudarlos, porque la verdad es que llega el momento en que uno deja de ser una ayuda y se convierte en un problema, un grave problema si no es capaz de dejarlos solos.



Así es como sueño con que todo el esfuerzo de este período rinda grandes frutos. Pero lo que también espero, es no olvidarme en ese momento, de cuán agotados pueden llegar a sentirse ellos con sus estudios… porque las pruebas finales… por lo menos a mí… me agotan.




No hay comentarios:

Publicar un comentario