viernes, 29 de enero de 2010

La tan famosa RESILIENCIA


Muchas veces la fama es efímera y no tan bien merecida. Sin embargo en relación al tema de moda, que es la Resiliencia, espero que no por su fama vaya a ser mal considerada y que podamos seguir profundizando en esta idea, en este interesante concepto, que puede ser clave en el desarrollo de nuestras futuras generaciones.

¿Qué es la Resiliencia?

“[…] se la entiende como la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas” (Edith Grotberg, 1998)

El que se sumerge comprensivamente en este concepto, es capaz de observar todas sus positivas implicancias. De él se desprende una idea en la que he creído profundamente por largos años, que es: “que lo que no te mata te hace más fuerte”.

En una sociedad en la que el hedonismo gobierna nuestras vidas, en que la búsqueda del placer, disfrazado de comodidades, falta de compromiso y tentados por las oportunidades del camino fácil, es la motivación principal como meta en la vida, el entender que el dolor, el fracaso y las dificultades son esenciales para un crecimiento, un verdadero crecimiento, puede parecer poco inteligente, propio de los masoquistas y muy poco saludable.

Pero es bueno entender que la vida esta llena de pruebas y dificultades que debemos ir superando y que así vamos tejiendo ese hilo que llamamos desarrollo.

El acompañar a nuestros hijos en este camino, que implica estar ahí para ayudarle a pararse y para limpiar las heridas, pero no para apartar las piedras, es saber reconocer la importancia de las caídas y de los golpes.

La resiliencia nos permite no temer al trauma. Sentir la seguridad de que estamos capacitados para salir adelante, por más terrible que sea la caída, por más fuerte que sea el golpe, por más profunda que sea la herida; podemos superar ese trauma, y no sólo eso, podemos salir aún mejor, podemos cambiar positivamente nuestro ser.

Muchas veces me ha tocado toparme con personas inmaduras, imposibilitadas de ponerse en el lugar de otros, y capaces de hacer cualquier cosa para obtener lo que desean. La mentira, el descaro y la desconsideración son válidas, cual Maquiavelo, para alcanzar un fin, y uno se pregunta ¿Qué pasó en el desarrollo de estos seres humanos que los hizo ser así?

Y como respuesta a esta interrogante, encontramos unos padres amorosos, gentiles y serviciales, incapaces de producir "un trauma" en esas tiernas criaturas que llaman sus hijos, “No le grite, no lo vaya a traumar”, “No le diga que no”. ¡Que horror!

El decir No, muchas veces es un gran acto de amor…
“No mientas”… “No robes”… “No consumas drogas” y tantos otros No…

La mejor manera de entender el dolor de los otros, es experimentándolo primero en nosotros mismos. La mejor manera de aprender a respetar a otros, es cuando experimentamos en nosotros mismos el que se nos pase a llevar. Estas tristes experiencias son sin duda las que nos ayudan a madurar, a crecer; entre tantas otras.

Ahora el concepto de Resiliencia va mucho más allá.

Nos habla de nuestra capacidad de experimentar traumas y adversidades mucho más fuertes. Nos da la esperanza en hechos que nos parecerían imposibles de sobrellevar. Nos explica como somos capaces de soportar y salir adelante después de los horrores de una guerra, de un abandono extremo, entre muchas otras experiencias límite.

En fin, es de aquellos elementos con los que contamos los seres humanos, que no podemos más que dar gracias a Dios por contar con ellos.

La Resiliencia como tal, como capacidad humana, ha existido siempre. Sólo que ahora está en observación bajo la lupa, buscando sus implicancias teóricas y prácticas. Espero que su estudio y su observación, nos permitan mejorar nuestra labor como padres y/o educadores, y no se quede como otro tema más de moda, como lo fueron en su momento la autoestima y la estimulación temprana.







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